El Movimiento Juvenil Martiano: Resistencia, Adaptación y Legado en la Cuba contemporánea

The José Martí Youth Movement: Resistance, Adaptation, and Legacy in contemporary Cuba

Recibido: 05/02/2025 | Aceptado: 21/07/2025 | Publicado: 29/08/2025

Caridad Meyvis Estévez Echevarría 1*

Keyla Rosa Estévez García 2   

Leonardo Pérez Lemus 3

Gretell Centurión Hurtado 4

 

1* Unión de Jóvenes Comunistas Nacional. Cuba. caridadmeyvis1991@gmail.com ID ORCID: https://orcid.org/0009-0007-3155-5825

2 Centro de Estudios sobre Juventudes, Cuba. keylarestevezgarcia@gmail.com ID ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6590-7186

3 Dirección Municipal de Educación. Playa, Cuba. leplemus@yahoo.es ID ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6590-7186   

4 Secundaria Básica ¨Amador López Mosquera¨. Habana del Este. Cuba. gretellcenturion86@gmail.com ID ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7325-0930   

 


Resumen:

El Movimiento Juvenil Martiano (MJM), un pilar en la inculcación de valores patrióticos entre los jóvenes de Cuba inspirado en José Martí, se enfrenta a retos de adaptación ante cambios socioeconómicos y digitales. Esta investigación empírica (1989-2024) analiza su desarrollo utilizando un enfoque mixto (entrevistas a 30 líderes juveniles, análisis de documentos y evaluación cuantitativa de la participación entre 2015 y 2023), valorando su efectividad como herramienta de socialización política. Los hallazgos indican contradicciones significativas: únicamente el 40% de los jóvenes está involucrado activamente, con una evidente disparidad territorial (65% en áreas urbanas frente a 35% en zonas rurales); a pesar de un incremento del 140% en su presencia en línea, la interacción permanece baja, lo que sugiere un activismo superficial; además, la centralización impide su adaptación al entorno local, lo que se agrava por la falta de recursos contextualizados (60% de los educadores rurales lo reportan). Se sugieren tres enfoques para su reinvención como la descentralización en las operaciones (fortalecer comités locales), la innovación en la enseñanza (formatos interactivos sin conexión y co-creación con jóvenes), y la evaluación cualitativa (métricas para una comprensión crítica del legado martiano), siendo fundamental superar modelos jerárquicos y vincular la ideología con problemáticas contemporáneas (empleo, migración) para garantizar su viabilidad.

Palabras clave: Movimiento Juvenil Martiano, jóvenes cubanos, educación patriótica, participación cívica, brecha digital, descentralización.

Abstract:

The José Martí-inspired Movimiento Juvenil Martiano (MJM), a pillar of instilling patriotic values ​​among Cuban youth, faces challenges adapting to socioeconomic and digital changes. Empirical research (19892024) analyzes its development using a mixed approach (interviews with 30 youth leaders, document analysis, and a quantitative assessment of participation between 2015 and 2023), assessing its effectiveness as a tool for political socialization. The findings indicate significant contradictions: only 40% of youth are actively involved, with an evident territorial disparity (65% in urban areas versus 35% in rural areas); despite a 140% increase in its online presence, interaction remains low, suggesting superficial activism; furthermore, centralization impedes its adaptation to the local environment, which is exacerbated by the lack of contextualized resources (60% of rural educators report this). Three approaches to its reinvention are suggested: decentralization of operations (strengthening local committees), innovation in teaching (interactive offline formats and co-creation with young people), and qualitative assessment (metrics for a critical understanding of Martí's legacy). It is essential to overcome hierarchical models and link ideology to contemporary issues (employment, migration) to ensure its viability.

Keywords: Martí Youth Movement, Cuban youth, patriotic education, civic participation, digital divide, decentralization.


 

Introducción

El Movimiento Juvenil Martiano (MJM) se caracteriza como un esfuerzo social y educativo que entrelaza el legado ético y patriótico de José Martí con los principios revolucionarios de Cuba.  Su fundamento teórico se basa en tres ideas esenciales: la teoría de la socialización política (Benedicto, 2022), que examina cómo las instituciones afectan la formación de identidades colectivas; el modelo de educación popular de (Baute-Freire 2022) según Varona Domínguez, F. (2020), adaptado al contexto cubano para fomentar la participación crítica y la noción de resistencia cultural de García Canclini (2021), empleada para salvaguardar los valores nacionales ante las influencias globales. Estos principios se combinan con la teoría del capital simbólico de Bourdieu (1991), mostrando el MJM como un mecanismo de sostenimiento de ideologías Puisseaux Moreno, E., et al. (2024).

Contexto de creación (1989-2000): un estudio longitudinal realizado por Hernández (2020) examinó los documentos fundacionales del MJM, revelando que su creación fue una respuesta a la necesidad de afrontar la crisis de valores tras la Caída del Muro de Berlín. Los resultados mostraron que el 78% de las actividades iniciales se centraron en talleres sobre la historia martiana, aunque con un desarrollo innovador limitado en sus enfoques.  Se propuso una mejor integración con los currículos escolares.

Evolución y desafíos contemporáneos: el MJM ha lidiado con tensiones entre su misión ideológica y las exigencias de una juventud globalizada. Aunque conserva estructuras tradicionales como círculos de estudio y Rutas Martianas, ha introducido herramientas digitales (redes sociales, podcasts) con el objetivo de ampliar su audiencia.  Sin embargo, las diferencias entre sus formatos y las expectativas jóvenes son evidentes, como se observa en la escasa interacción en plataformas digitales.

Bajo la guía del Centro de Estudios Martianos, el MJM opera mediante redes comunitarias en escuelas y barrios, fusionando eventos conmemorativos con actividades del entorno.  Este modelo organizativo intenta armonizar la conservación del legado martiano con las necesidades de innovación educativa, a pesar de enfrentar críticas por su necesidad de estructuras jerárquicas que restringen su adaptabilidad.  La supervisión del CEM asegura sostenibilidad ideológica, pero provoca tensiones entre la centralización y la adaptación que se requiere en variados contextos locales, particularmente en áreas rurales con acceso limitado a recursos.

A lo largo del Periodo Especial, el MJM puso en marcha tácticas fundamentales para conservar su pertinencia en medio de la crisis económica, según el análisis de Gargallo López, B. y Pérez-Pérez, C.  La analogía entre las luchas de José Martí y el bloqueo actual se convirtió en un elemento central del discurso, mientras que las actividades autogestionadas, como los huertos comunitarios y talleres de reciclaje, buscaban conectar el pensamiento martiano con soluciones aplicables.  Sin embargo, la escasa participación en áreas rurales puso de manifiesto limitaciones estructurales, como la falta de líderes jóvenes capacitados y la desconexión entre los planes nacionales y las realidades del lugar.

Desde la llegada de la era digital, el MJM ha aumentado su actividad en redes sociales en un 140%, como lo indica Estévez, aunque las interacciones son superficiales con un promedio de 1. 2 comentarios por publicación.  Esta situación plantea un desafío más amplio: mientras el movimiento adoptó plataformas digitales, su contenido permanece centrado en formatos unidireccionales que no interactúan con las dinámicas participativas de los jóvenes. El peligro del activismo de fachada donde la visibilidad no se traduce en un verdadero impacto político se incrementa ante la ausencia de mecanismos para incorporar la retroalimentación juvenil en el proceso de toma de decisiones institucionales.

La diferencia entre áreas urbanas y rurales, así como en el entorno digital, manifiesta una tensión más profunda: el MJM se enfrenta al desafío de equilibrar su función como guardián de la tradición martiana-revolucionaria y la necesidad de ser un espacio auténtico para la creatividad de los jóvenes. Esta contradicción se evidencia en su estructura organizativa, en la que coexisten formatos tradicionales (como las Rutas Martianas) y esfuerzos de modernización a través de redes sociales y podcasts, según (Martínez. 2022). Sin embargo, la investigación de (Jiménez Guethón, R. M. et al. 2021) indica que solamente el 40% de los jóvenes está involucrado activamente, demostrando que simplemente adoptar herramientas digitales no asegura el compromiso cuando hay una comunicación unidireccional.  

El artículo Palabras que inspiran (Estévez García y Labacena Romero, 2024) explora este reto al destacar cómo la guerra psicológica externa intenta aumentar la brecha generacional, distorsionando la forma en que los jóvenes ven el legado martiano.  En respuesta, el MJM ha adoptado un enfoque defensivo que, aunque defiende la doctrina, a menudo compromete el diálogo horizontal que buscan las nuevas generaciones. La propuesta de replicar el tono cálido y accesible de líderes como Díaz-Canel (2021) sugiere un cambio en la estrategia hacia la motivación, aunque su aplicación en la práctica sigue siendo escasa.  

En las áreas rurales, la situación se complica debido a la limitada llegada de las iniciativas digitales y la falta de adaptación a las particularidades locales, como ya señalaron Gargallo López, B. y Pérez-Pérez, C. (Coords 2021). Mientras que el 78% de los jóvenes urbanos tiene acceso a internet, las actividades del MJM en comunidades aisladas aún dependen de formatos presenciales y repetitivos, lo que explica el escaso 32% de participación en estas zonas.  Esta desconexión pone de manifiesto una debilidad estructural: el movimiento no ha logrado traducir su marco ideológico en proyectos que aborden problemas concretos (como migración y empleo), los cuales son esenciales para adquirir legitimidad.

El porvenir del MJM está ligado a su habilidad para transformarse en una plataforma de cocreación, donde los jóvenes no se conviertan únicamente en receptores pasivos, sino en agentes activos en la reinterpretación del martiano desde una perspectiva contemporánea. Como señala Estévez García y Labacena Romero (2024), esto implica renunciar al dogmatismo sin perder el núcleo ético, un equilibrio frágil pero imprescindible ante una juventud que, globalizada y crítica, demanda autenticidad tanto en los mensajes como en los métodos de participación.

El futuro del MJM está ligado a su capacidad de reconsiderar su esquema organizativo, pasando de una jerarquía efectiva a una red dinámica que conecte los principios ideológicos del CEM con la autonomía de las localidades y una participación digital significativa.  Esta transformación resulta imperativa ante la desconexión revelada por Jiménez Guethón, R. M. et al. (2021), donde únicamente el 40% de los jóvenes se involucra activamente, mientras que la mayoría considera sus actividades como sin importancia.  La actual estructura, que está concentrada bajo el CEM, debe ofrecer más flexibilidad para que los grupos locales en escuelas y comunidades desarrollen proyectos que se ajusten a diversas realidades territoriales, especialmente en áreas rurales con acceso limitado a recursos.

Sin abandonar su misión educativa, el MJM debe enfocarse en iniciativas que conecten el legado de Martí con los problemas juveniles contemporáneos, tales como el empleo y la migración, siguiendo el modelo de las actividades autogestionadas del Periodo Especial (Gargallo López, B. y Pérez-Pérez, C 2021). Sin embargo, existen tres vacíos significativos: 1) el 65% de las investigaciones sobre el MJM se centra en su historia, dejando de lado su capacidad para enfrentar retos actuales (ONEI, 2023); 2) su discurso crítico a la hegemonía contrasta con su dependencia de estructuras estatales jerárquicas (Guanche, J., 2022); y 3) solo un 18% de sus materiales utiliza formatos digitales nativos como TikTok (MINED, 2023). Estos obstáculos reflejan una desconexión entre la teoría y la práctica.

La renuencia a innovar en pedagogía agrava estos desafíos.  La predominancia de métodos expositivos en los talleres, a pesar de las sugerencias de sobre el aprendizaje experiencial, aleja a una juventud que exige participación activa y cocreación. Aunque el MJM ha aumentado su presencia en el ámbito digital en un 140% (Nuñez Manzanares, Y., & Estévez García, K. R. 2021), la interacción permanece baja (1. 2 comentarios por publicación), evidenciando un activismo superficial que no se traduce en políticas juveniles efectivas.  Es urgente transformar la comunicación unidireccional en diálogos que incorporen la retroalimentación de los jóvenes en los procesos decisionales.  

El documento Palabras que inspiran (Estévez García & Labacena Romero, 2024) ofrece ideas para esta transformación: adoptar un enfoque afectuoso y cercano similar al de los líderes históricos, y afrontar la manipulación externa sin caer en el dogmatismo. Esto implica lograr un equilibrio entre la preservación de la ética martiana (Bozza, J., 2023) y la creación de espacios donde los jóvenes puedan reinterpretar ese legado en proyectos de impacto local, como huertos comunitarios o campañas en contra de la migración.

El destino del MJM como una herramienta de cambio social dependerá de su habilidad para evolucionar hacia una plataforma de innovación abierta. Esto requiere descentralizar su estructura, integrar tecnologías digitales de manera orgánica (no solo replicando contenidos tradicionales) y, sobre todo, demostrar que el pensamiento martiano puede brindar soluciones efectivas a los problemas que afectan a la juventud cubana en la actualidad.  Solo de este modo podrá superar su actual crisis de legitimidad.

El examen crítico del MJM desde 1989 hasta 2024 destaca su doble función como un medio de resistencia ideológica y un marco para adaptarse a transformaciones económicas y sociales.  Nacido en un periodo de crisis tras la caída de la URSS, el movimiento intentó fortalecer la identidad nacional a través de una nueva interpretación del legado de Martí, combinando discursos de liberación con las necesidades del Periodo Especial (Pérez, 2022). No obstante, su desarrollo ha estado influido por conflictos entre la conservación de la doctrina y la urgencia de abordar cuestiones emergentes, como la migración juvenil y la desigualdad digital, demostrando que su papel va más allá de lo conmemorativo para impactar en la formación política activa.  

Como un canal de transmisión entre generaciones, el MJM ha fusionado métodos tradicionales (como círculos de estudio y recorridos históricos) con enfoques digitales (podcasts y redes sociales), aunque con resultados variados.  Según datos nacionales el 78% de los jóvenes cubanos accede a internet diariamente (ONEI, 2023), solo el 40% se involucra de forma activa en sus programas (Jiménez Guethón, R. M. et al., 2021), lo que pone de manifiesto una discrepancia entre los formatos institucionales y las expectativas de la juventud.  Esta contradicción se ve acentuada por su dependencia de estructuras estatales centralizadas (Guanche, J., 2022), que restringen la autonomía local necesaria para abordar realidades territoriales diversas.

La documentación revisada, las entrevistas (n=30) y el análisis cuantitativo (2015-2023) permitirán desarticular las narrativas oficiales y compararlas con las percepciones de los líderes juveniles y las bases militantes. Un aspecto esencial es analizar cómo el MJM ha gestionado su papel durante momentos clave: desde la batalla de ideas en los años 2000 (Labacena Romero Y., 2023) hasta la actual situación migratoria, donde debe demostrar que las ideas martianas proporcionan recursos para enfrentar crisis actuales sin caer en el dogmatismo (Bozza, J., 2023).

El objetivo del estudio es analizar, mediante entrevistas a líderes juveniles, las opiniones de diferentes generaciones acerca de la habilidad del Movimiento Juvenil Martiano para ajustarse a las exigencias actuales, valorando su efectividad como conexión entre generaciones y su capacidad para superar dinámicas excluyentes de tipo vertical. Documentos como Palabras que inspiran (Estévez García & Labacena Romero, 2024) sugieren que su continuidad depende de adoptar una voz cercana y afectuosa (p. 9), inspirada en líderes históricos, pero al mismo tiempo integrando una participación digital auténtica y proyectos con impacto local. Solo de esta manera podrá evolucionar hacia un espacio de resistencia ideológica dinámica, en lugar de ser simplemente un apéndice conmemorativo.

Materiales y métodos

El estudio adopta un enfoque mixto para analizar la evolución del Movimiento Juvenil Martiano (MJM) entre 1989 y 2024, combinando metodologías cualitativas y cuantitativas que permiten una comprensión integral de su trayectoria. La revisión documental histórica abarca desde los textos fundacionales del MJM hasta políticas educativas recientes como el III Perfeccionamiento, lo que revela cómo sus objetivos se han redefinido ante coyunturas críticas, como el Periodo Especial o la actual crisis migratoria (Pérez, 2022). Este análisis se complementa con informes internos y resoluciones que evidencian tensiones entre su misión ideológica y las demandas de una juventud globalizada (Guanche, J., 2022). 

La investigación utilizó un muestreo intencionado con una distribución estratificada que incluía a 15 dirigentes del MJM, 10 de la UJC y 5 de la FEEM.  Este enfoque se basó en tres criterios jerárquico-funcionales: primero, la sobrerrepresentación del MJM resalta su función central en el análisis y su papel principal en la implementación de políticas martianas, lo que permite explorar las dinámicas internas de resistencia y adaptación. En segundo lugar, se incluyó a la UJC debido a su función clave en la formulación de directrices nacionales, lo cual es fundamental para entender las tensiones entre centralización y autonomía. Por último, la menor representación de la FEEM enfatiza su rol como ejecutora en las escuelas, reconociendo su influencia limitada en el diseño estratégico. Esta división garantiza una cobertura completa de los niveles de decisión: conceptualización (UJC), ejecución (MJM) y aplicación en el terreno (FEEM), además de priorizar fuentes con información macrohistórica (MJM/UJC) frente a visiones locales (FEEM).

Los datos cualitativos se obtuvieron a través de 30 entrevistas semiestructuradas realizadas a líderes juveniles (15 del MJM, 10 de la UJC, 5 de la FEEM), aplicando un método de muestreo intencional estratificado que buscó asegurar la representatividad en tres niveles: estratégico (UJC: formulación de políticas), ejecutivo (MJM: ejecución operativa) y territorial (FEEM: implementación en las escuelas). El análisis involucró codificación temática usando Atlas. ti para detectar categorías recurrentes (como "centralización" o "brecha digital"), triangulación de discursos que comparó testimonios y documentos oficiales, y análisis generacional que contrastó las respuestas de los fundadores (1990-2000) con las de los jóvenes actuales (2015-2024). Con el fin de mitigar sesgos, se aplicó anonimato en las transcripciones y se utilizó un muestreo por criterio que incluyó tanto a líderes históricos como a actuales.

Por otra parte, los datos cuantitativos incluyeron indicadores de participación (2015-2023) recogidos de registros del MJM, encuestas a nivel nacional (ONEI) e informes sectoriales (MINED,). Se examinaron variables tales como participación territorial, engagement digital y asistencia a eventos mediante estadística descriptiva (por ejemplo, una brecha del 65% urbano frente al 35% rural) y correlaciones en SPSS (como la conexión inversa entre centralización y participación rural [-0. 78]). La validación tuvo en cuenta márgenes de error (±3%) y se realizaron ajustes por subrepresentación rural en los datos oficiales.

La metodología integrada se llevó a cabo a través de triangulación en tres etapas: documental (contrastando políticas con datos empíricos), cualitativa-cuantitativa (relacionando críticas cualitativas con métricas de bajo engagement) y entre métodos (comprobando hallazgos con teorías de referencia como García Canclini). Se utilizaron herramientas como Atlas. ti para el mapeo narrativo, SPSS para las correlaciones y matrices de integración que visualizaron patrones estructurales.

La investigación utilizó un diseño mixto secuencial: una etapa cualitativa para identificar categorías emergentes, otra cuantitativa para validar patrones, y una triangulación iterativa que explicó las causalidades (por ejemplo, la centralización como causa de las brechas del 65%-35%). Este enfoque superó las limitaciones de las fuentes oficiales, revelando contradicciones como el aumento del 140% en las redes sociales frente a un activismo superficial, y validó la necesidad de reformas fundamentadas en evidencias empíricas multidimensionales.

Las entrevistas semiestructuradas a 30 líderes juveniles (15 del MJM, 10 de la UJC y 5 de la FEEM) capturan percepciones generacionales divergentes. Estas entrevistas exploran temas clave como la eficacia de herramientas digitales, la recepción del legado martiano en contextos urbanos/rurales y la crítica a estructuras jerárquicas  Puisseaux Moreno, E., et al. (2024). Los testimonios se contrastan con narrativas oficiales para identificar brechas entre discurso y práctica. 

El análisis cuantitativo se centra en datos de participación (2015-2023), extraídos de registros del MJM y encuestas nacionales (ONEI, 2023). Variables como asistencia a eventos, interacción en plataformas digitales y diferencias demográficas (edad, región) permiten medir el impacto real del movimiento. Destaca el dato de que solo el 40% de los jóvenes participa activamente Jiménez Guethón, R. M. et al. (2021), lo que cuestiona su alcance efectivo pese al 78% de acceso juvenil a internet. 

La triangulación metodológica documental, cualitativa y cuantitativa es clave para superar limitaciones de fuentes oficiales Jiménez, V. (2021). Por ejemplo, mientras los informes del MJM destacan logros en resistencia ideológica, las entrevistas revelan escepticismo sobre su adaptación a problemas contemporáneos (empleo, migración). Esta aproximación multicapa permite identificar patrones, como la centralización excesiva (MINED, 2023) o la brecha entre formatos tradicionales (círculos de estudio) y expectativas juveniles (plataformas interactivas). 

El diseño metodológico responde a la necesidad de evaluar si el MJM ha logrado ser un puente intergeneracional o reproduce dinámicas verticales que sugieren que su futuro depende de equilibrar tradición e innovación, pero los datos muestran obstáculos estructurales. Este estudio aporta evidencia empírica para repensar su rol en la Cuba actual, sin perder de vista su esencia como proyecto político-pedagógico. 

El estudio emplea un enfoque metodológico mixto para analizar la participación juvenil en el MJM, con especial atención a las brechas urbano-rurales, un aspecto crítico en el contexto cubano. Los datos cuantitativos revelan disparidades significativas: mientras el 65% de la participación en eventos del MJM se concentra en zonas urbanas (ONEI, 2023), las áreas rurales muestran un 35% de asistencia, pese a representar el 40% de la población juvenil nacional (MINED, 2023). Esta asimetría se correlaciona con limitaciones de acceso a infraestructura digital y recursos pedagógicos, evidenciando desafíos estructurales no resueltos por las políticas centralizadas del movimiento (Guanche, J., 2022). 

En el análisis cualitativo, la triangulación de discursos (documentos oficiales, entrevistas y datos estadísticos) expone contradicciones entre las narrativas institucionales y las percepciones juveniles. Por ejemplo, mientras los informes del MJM destacan su cobertura nacional integral Guanche Ledesma R.  (2023), las entrevistas a líderes rurales revelan desconexión con las dinámicas locales: Nos llegan directivas genéricas que no consideran nuestra realidad agrícola. La codificación temática en Atlas. Ti identifica categorías recurrentes como centralismo y desigualdad de oportunidades, asociadas a la brecha urbano-rural. 

El componente cuantitativo, procesado con SPSS, profundiza en estas diferencias. La estadística descriptiva muestra que: 

Estos datos reflejan cómo la adaptación del MJM a la era digital ha exacerbado, sin quererlo, las desigualdades territoriales preexistentes. 

Este enfoque mixto no solo mide la participación, sino que deconstruye sus causas estructurales. Los resultados cuestionan la efectividad de estrategias homogéneas del MJM en un país con realidades territoriales diversas, reforzando la necesidad de políticas diferenciadas que prioricen la innovación contextualizada Puisseaux Moreno , E.,et al. (2024). Así, el estudio aporta evidencia para repensar la equidad en el movimiento, sin perder de vista su misión ideológica unificadora. 

La validez interna del estudio se garantizó mediante un muestreo por criterio riguroso en las entrevistas, que incluyó tanto a líderes históricos del MJM (activos durante los años 90 y 2000) como a representantes de nuevas generaciones (2015-2024). Esta selección intencional permitió captar contrastes generacionales en la percepción del movimiento, desde quienes vivieron su fundación hasta jóvenes que interactúan con sus plataformas digitales. Para minimizar sesgos institucionales, se triangularon estas voces con artículos académicos críticos que cuestionan la eficacia del MJM en contextos de crisis migratoria y desigualdades. 

Entre las limitaciones metodológicas, el acceso restringido a archivos confidenciales del MJM previos a 2010 dificultó reconstruir decisiones clave de su etapa fundacional. Esta brecha documental se compensó con el análisis de políticas educativas coetáneas (III Perfeccionamiento) y testimonios orales. El sesgo de deseabilidad social en entrevistas dado el carácter político del tema se mitigó garantizando anonimato y enfatizando la confidencialidad en el consentimiento informado. Aun así, algunos participantes evitaban críticas directas a la UJC o al Estado, lo que exigió un análisis discursivo cuidadoso de sus respuestas. 

El consentimiento informado, aprobado por el Comité de Ética del Centro de Estudios sobre Juventudes, incluyó cláusulas específicas para proteger la identidad de los entrevistados. Se eliminaron metadatos identificables (cargos exactos, localizaciones precisas) en las transcripciones, siguiendo protocolos éticos para investigaciones con actores políticos juveniles. Este cuidado fue crucial al tratar testimonios sensibles, como críticas a la estructura vertical del MJM o comparaciones con organizaciones no estatales. 

Teniendo en cuenta lo planteado por Ojeda Bello, Z., & Cutié Mustelier, D. (2021). que: Las tecnologías de la informática y las comunicaciones, ofrecen disímiles beneficios, que se hacen evidentes, además de amenazas potenciales marcadas por la utilización inescrupulosa de los sistemas de información. La manipulación, la especulación o el uso de los datos sin el consentimiento de su titular, por parte de individuos, autoridades públicas o privadas, se determinó para el uso no comercial alinear los datos con normativas cubanas (ej. Ley 1322/2023 sobre protección de datos), citando fuentes institucionales como el MINED y la ONEI sin alterar su contenido original. Para garantizar transparencia, los datos cuantitativos se presentan con márgenes de error calculados (±3%) y se explicitan las limitaciones de las encuestas oficiales (ej. subrepresentación de zonas rurales en ONEI, 2023). Los documentos internos del MJM se referencian sin revelar información clasificada. 

Estas consideraciones éticas y metodológicas buscan equilibrar el rigor científico con las particularidades políticas del objeto de estudio. El enfoque mixto que combina estadísticas oficiales con narrativas críticas permite superar parcialmente las limitaciones, aunque persisten desafíos para acceder a archivos históricos completos. Esta honestidad metodológica refuerza la credibilidad de los hallazgos sobre la evolución del MJM.

Resultados y discusiones

El estudio histórico del MJM pone de manifiesto una contradicción fundamental en su evolución institucional, destacando la tensión entre su concepción original y las distintas realidades del territorio cubano. Su etapa inicial (1989-2000) se distinguió por un enfoque jerárquico y vertical en la difusión de ideas, sustentado mayormente en grupos de trabajo organizados y actos conmemorativos de carácter patriótico. Sin embargo, esta estructura inflexible evidenció desde un principio serias limitaciones para adaptarse a contextos rurales, donde las dinámicas sociales, económicas y culturales requerían enfoques más variados.  Los datos muestran que solo un 22% de las actividades efectuadas en esas áreas lograron ajustarse adecuadamente a sus particularidades (Hernández, 2020), revelando una rigidez inicial que no solo afectó la eficacia del trabajo ideológico, sino también su implantación territorial y su capacidad para establecer vínculos locales durante este periodo inicial.  

En el sector de la educación, el Movimiento Juvenil Martiano (MJM) ha jugado un papel crucial en la formación cívica y patriótica de las nuevas generaciones de Cuba.  A través de grupos de estudio, recorridos históricos y actividades educativas, esta organización ha incorporado el legado de José Martí en los planes de estudio, fortaleciendo la identidad nacional y los principios revolucionarios. Ramírez Varela, F. (2020) subraya su rol como un medio de socialización política que adapta los ideales martianos a las necesidades actuales, aunque mencionan obstáculos como la centralización y la desigualdad digital. Estas actividades han permitido conectar la ética martiana con proyectos prácticos, como jardines comunitarios durante la crisis del Periodo Especial, integrando la educación ambiental con soluciones frente a problemas alimentarios, evidenciando su habilidad para convertir la ideología en acciones concretas.  

En situaciones de salud y economía, el MJM ha promovido proyectos autogestionados que abordan cuestiones críticas como la falta de empleo, la migración de jóvenes y la sostenibilidad. Durante períodos de crisis económica, impulsó talleres de formación profesional y cooperativas agrícolas que no solo crearon empleo en la comunidad, sino que también favorecieron una relación práctica con los ideales martianos sobre el valor de la virtud. Estas iniciativas lograron retener hasta un 92% de los jóvenes en programas descentralizados (por ejemplo, Martí en mi comunidad, donde la adaptación a las realidades locales permitió afrontar desigualdades en salud con proyectos de nutrición y reciclaje. Sin embargo, su repercusión se limita debido a la falta de recursos en áreas rurales, donde el 60% de los docentes indica que carecen de materiales adaptados para abordar temas como la salud mental o la prevención de la migración.

La fase de cambio (2001-2015), en gran medida motivada por las tensiones de la crisis económica conocida como Periodo Especial, trajo consigo elementos innovadores y aparentemente más flexibles en la práctica del movimiento, tales como talleres prácticos y actividades autogestionadas que intentaban atender necesidades inmediatas. No obstante, esta aparente flexibilidad se vio paradójicamente acompañada de una notable disminución del 42% en la participación activa de los jóvenes en comparación con la década anterior (ONEI, 2023). Esta reducción significativa sugiere que las reformas realizadas, aunque incorporaban nuevas modalidades, resultaron insuficientes o no se adaptaron estructuralmente para conectarse de manera efectiva con las aspiraciones y necesidades cambiantes de las nuevas generaciones, que empezaban a enfrentar retos socioeconómicos nuevos y reclamaban espacios más relevantes para la práctica y el debate crítico.  

En la actualidad digital (2016-presente), las contradicciones dentro del MJM no solo se mantienen, sino que se han intensificado y vuelto más complejas.  Aunque un 65% de los jóvenes urbanos muestra cierto grado de interacción con los contenidos digitales promovidos por el movimiento a través de redes sociales y plataformas en línea, la persistente y profunda brecha tecnológica en áreas rurales sigue siendo un obstáculo estructural insuperable para la inclusión equitativa. Tan solo un 15% de los jóvenes en el campo accede regularmente a estos contenidos digitales, un porcentaje que contrasta notablemente con el 65% observado en entornos urbanos. Esta desigualdad tecnológica representa no solo un problema de acceso, sino un factor que restringe severamente el alcance total del movimiento a nivel nacional y perpetúa desigualdades históricas en el acceso a la socialización política y la formación ideológica, excluyendo a un considerable segmento de la juventud rural.

El análisis revela una marcada y fundamental tensión entre generaciones presente en el MJM, que se manifiesta como un conflicto entre las ideas originales y las expectativas actuales.  Los fundadores (Grupo A) siguen resaltando, predominantemente, la función del MJM como defensor en contra del imperialismo y protector de una identidad revolucionaria nacional, perpetuando así relatos y marcos interpretativos enraizados en la retórica de la Guerra Fría. Estas narrativas, no obstante, son cultural y políticamente ajenas para el 63% de los jóvenes entrevistados, una desconexión que se hace más evidente en las áreas rurales. Por lo tanto, esta brecha no se presenta solo como una discrepancia de pensamiento, sino como un conflicto esencial entre una memoria histórica institucionalizada y canonizada y las expectativas actuales de una juventud que vive en un contexto global y nacional completamente diferente.  

La desconexión generacional e ideológica observada se intensifica notablemente en el entorno rural, donde la falta de recursos materiales y metodológicos exacerba la discrepancia.  Allí, el 60% de los educadores y facilitadores del MJM reportan constantemente la escasez de recursos pedagógicos adecuados y relevantes para afrontar cuestiones contemporáneas y urgentes que afectan a la juventud, tales como el desempleo estructural, la precariedad laboral o la migración juvenil (Encuesta nacional, 2023). La permanencia de enfoques tradicionales, que se centran casi exclusivamente en grupos teóricos, conmemoraciones y rituales patrióticos, choca de manera directa con las exigencias de las nuevas generaciones (Grupo B), que demandan espacios para el debate crítico, participación equitativa en el proceso de toma de decisiones y proyectos que aborden sus problemas cotidianos, evidenciando así una crisis de relevancia en el modelo pedagógico actual.  

La influencia del MJM en las políticas educativas a nivel nacional, evidenciada en su involucramiento en el Tercer Perfeccionamiento Educativo, muestra avances significativos, aunque marcados por una notable desigualdad geográfica. Si bien se logró un aumento del 30% en la participación en talleres urbanos relacionados con la materia Historia de Cuba, lo que indica cierta capacidad de movilización en esos entornos, su aplicación rural fue considerablemente deficiente y contraproducente, con una alarmante caída del 18% en la asistencia a las actividades relacionadas (MINED, 2023). Esta discrepancia no es un hecho aislado; refleja de manera clara un problema estructural de centralismo en la formulación y ejecución de las iniciativas del movimiento, que suele ignorar sistemáticamente las particularidades locales, culturales y productivas de las áreas fuera de los principales núcleos urbanos.

La naturaleza mayoritariamente concentrada del MJM, con decisiones que provienen en su mayoría de La Habana, se opone de manera significativa al éxito mostrado por proyectos descentralizados que se adaptan a las circunstancias locales.  El programa Martí en mi comunidad, llevado a cabo en Pinar del Río, consiguió una notable retención de jóvenes del 92%, un resultado que supera con creces la media rural a nivel nacional, precisamente porque su diseño se originó en y se ajustó a las condiciones agrícolas y culturales únicas de la región (Jiménez Guethón, R. M. et al. , 2021). La perspectiva de los líderes agrícolas revela esta contradicción esencial: Recibimos instrucciones generales que no tienen en cuenta nuestra realidad agrícola, destacando de manera específica cómo la rigidez organizativa y la carencia de verdadera autonomía a nivel local obstaculizan de manera sistemática la posibilidad de replicar y expandir los logros de iniciativas contextualizadas y locales.

 La información cuantitativa respalda la mayor efectividad de los programas que permiten flexibilidad local en comparación con los enfoques centralizados. Iniciativas como los talleres sobre la historia martiana implementados en cooperativas agrícolas, que son organizados con la participación de la comunidad, han mostrado una mejora notable del 40% en la retención de jóvenes en comparación con actividades equivalentes realizadas bajo políticas uniformes dictadas por la estructura nacional.  No obstante, la expansión y difusión de estos métodos exitosos se ve gravemente limitada por la fuerte dependencia del Movimiento de la Juventud de estructuras estatales rígidas.  Esta dependencia es especialmente restrictiva en áreas rurales, donde ya existe una significativa falta de infraestructura básica, como el acceso a internet, donde únicamente el 34% dispone de una conexión confiable y recursos educativos adaptados, lo que perpetúa un ciclo vicioso de exclusión y escasa participación.

Hay una desconexión notable y profunda entre la narrativa oficial que el movimiento se construye, al presentarse como un defensor antiimperialista y protector de la identidad revolucionaria, y la percepción general que prevalece entre muchos jóvenes, especialmente en áreas rurales. El 63% de los jóvenes en el campo que participaron en la encuesta relacionan de manera directa las actividades del movimiento con un sentido de obligación institucional o escolar, más que con una identificación genuina o un compromiso genuinamente voluntario.  Proyectos que logran tratar cuestiones locales urgentes, como el desempleo o la migración, usando métodos participativos e innovadores, como historias orales comunitarias o huertos colectivos que se inspiran en la ética martiana, presentan un potencial mucho mayor para fomentar un aprovechamiento crítico y significativo del legado ideológico. Sin embargo, la capacidad de escalar y replicar estas experiencias exitosas enfrenta repetidos obstáculos por la rigidez de la centralización dentro del movimiento, lo que impide su difusión adecuada.

A pesar de que el 78% de los jóvenes cubanos accede a internet diariamente, de acuerdo con estadísticas oficiales, la estrategia digital del movimiento no solo falla en reducir las desigualdades existentes, sino que, irónicamente, las agrava.  En las áreas rurales, donde solo el 34% de la población tiene acceso confiable a internet y la participación en actividades digitales del movimiento se limita a un 15%, se ven obligados a depender casi en su totalidad de métodos tradicionales presenciales que ya muestran signos de desgaste, resultando únicamente en una tasa de participación del 32%. La crónica ausencia de recursos interactivos y adaptados para entornos con baja conectividad, junto con la prioridad que se le da al diseño y promoción de plataformas digitales orientadas a entornos urbanos, acaba excluyendo de manera activa a las comunidades rurales, donde el movimiento más necesita fortalecer su relevancia y conexión con los jóvenes. 

El MJM se encuentra atravesando una crisis significativa que afecta a las nuevas generaciones, poniendo en peligro su futura viabilidad.  Esto se manifiesta en que únicamente el 40% de los jóvenes está participando activamente en sus proyectos, mientras que la mayoría considera que sus actividades carecen de importancia o están desconectadas de los asuntos cotidianos que más les inquietan (Encuesta nacional, 2023). La persistencia de formatos tradicionales, como los círculos de estudio cerrados y las ceremonias patrióticas repetitivas, que suelen reproducir contenidos sin estimular un debate crítico real ni abordar temas actuales, genera un escepticismo creciente hacia las narrativas oficiales del movimiento. Este sentimiento de desconfianza es especialmente fuerte entre los jóvenes urbanos, quienes tienen más acceso a flujos de información global y a dinámicas culturales alternativas.

La viabilidad del MJM como iniciativa política y educativa se ve muy afectada por su fuerte dependencia de estructuras gubernamentales centralizadas y jerárquicas. El 65% de las decisiones en cuanto a operaciones y programación se sigue tomando en los organismos directivos ubicados en La Habana (ONEI, 2023), lo que crea obstáculos estructurales para replicar y extender éxitos locales, como es el caso emblemático de Martí en mi comunidad de Pinar del Río.  Además, esto perpetúa las muy bajas tasas de participación rural, que apenas llegan al 32% según cifras oficiales (MINED, 2023). Guanche (2022) menciona acertadamente que esta vinculación con estructuras gubernamentales rígidas limita de manera significativa la innovación necesaria para reconectar con las aspiraciones y códigos culturales de la juventud contemporánea.

A pesar de que la presencia digital oficial del MJM ha crecido en un 140% en redes sociales y plataformas (Nuñez Manzanares, Y. , & Estévez García, K. R. , 2021), su verdadero impacto y el nivel de interacción juvenil siguen siendo notablemente bajos.  La participación promedio de los jóvenes con estos contenidos se limita a 1. 2 comentarios por publicación, lo que ejemplifica claramente lo que Gargallo López, B. y Pérez-Pérez, C. (2021) definen como activismo superficial o de escasa intensidad. Esto indica que la estrategia digital se basa principalmente en trasladar contenidos tradicionales a plataformas digitales, sin desarrollar formatos auténticamente interactivos, co-creativos o adecuados a las dinámicas de compromiso que definen a las nuevas generaciones en el entorno digital.

El sistema de evaluación que se aplica actualmente en el MJM está excesivamente enfocado en métricas superficiales y cuantitativas, como la cantidad de asistentes a grandes eventos (informando, por ejemplo, un 78% de participación en eventos en áreas urbanas según Guanche Ledesma R. , 2023). Esta metodología no logra reflejar de manera efectiva el verdadero impacto y la relevancia de sus actividades para los jóvenes.  La percepción del 63% de los jóvenes del campo que consideran estas actividades como obligaciones en lugar de experiencias significativas o transformadoras (Entrevista 12, 2023) resalta la urgente necesidad de incluir indicadores cualitativos que evalúen aspectos como la asimilación crítica del legado de Martí en contextos específicos, tal como sugieren Jiménez Guethón, R. M. et al. (2021).

La inercia histórica que proviene de los inicios y prácticas fundacionales del movimiento representa un gran impedimento para su modernización.  Durante su etapa inicial (1989-2000), el 78% de sus actividades se enfocaban en talleres históricos con un enfoque dogmático y de transmisión de información (Hernández, 2020), un tipo de enseñanza que resulta claramente inadecuado y distante para una juventud inserta en la actualidad globalizada.  A pesar de que documentos recientes como Palabras que inspiran (2024) defienden retóricamente una mezcla entre tradición y modernidad, sigue predominando un enfoque excesivo en el estudio histórico tradicional (65% de los estudios e iniciativas según ONEI, 2023) y se observa una notable escasez de materiales digitales atractivos y de gran alcance para los jóvenes, como lo indica que apenas el 18% de sus contenidos utiliza plataformas como TikTok (MINED, 2023).

Las experiencias previas exitosas del MJM, tales como los huertos comunitarios y los talleres vocacionales llevados a cabo durante el Periodo Especial (Gargallo López, B. y Pérez-Pérez, C., 2021), evidencian claramente que la conexión práctica entre el pensamiento martiano y la búsqueda de soluciones concretas a problemas cotidianos apremiantes (como la falta de alimentos o las escasas oportunidades laborales) potencia considerablemente la identidad juvenil y el sentido de pertenencia al movimiento. Este enfoque histórico de pragmatismo ideológico, donde la ética se traduce en acciones concretas, brinda enseñanzas importantes y contrastantes para la necesaria modernización del MJM, resaltando la discrepancia con el dogmatismo abstracto y la repetición ritual que marcan gran parte de su práctica actual.

Es crucial y absolutamente necesario implementar una innovación significativa en la educación y en los temas que se abordan, que responda de forma directa a las necesidades reales y apremiantes de la juventud actual. La discrepancia que existe es clara al observar que el 65% de los trabajos, investigaciones y materiales generados con el respaldo del MJM se enfocan mayormente en su historia institucional y en análisis biográficos tradicionales, dejando de lado su capacidad innata para tratar asuntos importantes y contemporáneos que caracterizan la experiencia de los jóvenes, como los complicados fenómenos migratorios o la inestabilidad laboral estructural. Los jóvenes piden cada vez más espacios auténticos para discutir estas preocupaciones vitales, lo que requiere no solo un compromiso político sino también recursos educativos totalmente renovados y metodologías de enseñanza interactivas que superen la mera repetición mecánica de eslóganes y la transmisión unidireccional de información fuera de contexto.  

La estrategia digital del movimiento debe enfocarse de manera clara y eficiente en la inclusión de comunidades rurales, reconociendo las graves limitaciones estructurales que enfrentan. Dada la alarmante baja conectividad en tales áreas, donde solamente el 34% tiene acceso estable a Internet, se vuelve esencial crear recursos interactivos offline y altamente portátiles, como podcasts que puedan ser descargados o aplicaciones con contenido pre-cargado, que vayan más allá de simples adaptaciones digitales de materiales impresos tradicionales.  Iniciativas piloto que han probado formatos digitales nativos, como podcasts que cuentan historias locales contadas por actores de la comunidad, han mostrado un notable aumento del 40% en la participación de jóvenes en comparación con formatos tradicionales, sin embargo, su implementación efectiva y sostenible necesita otorgar verdadera autonomía a los actores locales para desarrollar los aspectos técnicos y conceptuales, adaptándose a las características lingüísticas y culturales de cada región.  

El futuro sostenible del MJM como una iniciativa relevante depende de manera crítica de su habilidad para convertirse en una auténtica plataforma de innovación abierta.  Esto requiere no solo descentralizar de forma tangible las decisiones operativas y programáticas, permitiendo que los comités locales diseñen y gestionen proyectos contextualizados, como talleres de agroecología o aplicaciones offline con contenido, sino también integrar de manera activa y sistemática la retroalimentación de los jóvenes en todas las etapas del ciclo de actividades, desde su diseño inicial hasta su evaluación final, transformando así a los jóvenes de simples receptores pasivos a co-autores y corresponsables del proceso educativo y político del movimiento.

El porvenir del MJM se centra indiscutiblemente en abordar su contradicción esencial y histórica: debe mantener un mínimo de coherencia ideológica como un proyecto político-educativo que se base en valores nacionales, al tiempo que su pertinencia práctica y su viabilidad a largo plazo requieren que se adopte una flexibilidad radical tanto organizativa como metodológica que reconozca la diversidad del contexto.  Según Puisseaux Moreno, E. , y otros (2024), esto solo será factible si se llevan a cabo políticas variadas y específicas que favorezcan de manera clara la innovación adaptada a cada región, descartando la rigidez uniforme como principio central, con el fin de mitigar de modo eficaz las desigualdades territoriales y generacionales que actualmente lo vulneran.

Reproducir el éxito que han tenido iniciativas como Martí en mi localidad demanda un verdadero traspaso de autoridad de decisión a los grupos comunitarios y locales, no solo simbólico.  Esto implica empoderar plenamente a las comunidades para que ajusten contenidos, metodologías y formatos a sus requerimientos particulares y evalúen el impacto real de las actividades mediante indicadores cualitativos avanzados que midan la apropiación crítica del legado de Martí (Jiménez Guethón, R. M. y otros, 2021), y así ir más allá del simple conteo numérico de participantes que prevalece en la evaluación actual. La continuada centralización jerárquica en el proceso de toma de decisiones, con su burocracia lenta y sus criterios homogeneizantes, constituye el principal obstáculo estructural que dificulta esta esencial transferencia de autonomía.

La modificación profunda del movimiento requiere una reestructuración fundamental de su conexión orgánica con las instituciones estatales primordiales.  Según Bozza, J. (2023), es imprescindible transitar de una estructura jerárquica y dependiente en vertical hacia un modelo de red colaborativa que permita a los comités locales tener poder real para co-diseñar proyectos junto a los jóvenes, no solo para ellos, manteniendo la ética martiana como guía pero ajustando su expresión a las necesidades del entorno actual. Este equilibrio dinámico entre la lealtad a los principios fundacionales y la adaptabilidad es frágil de gestionar, pero es completamente vital para su continuidad como un proyecto relevante.

Sin cambios significativos y estructurales en su operación, el MJM corre el riesgo inmediato de convertirse en una reliquia sin valor (Bozza, J., 2023) para las nuevas generaciones, particularmente en áreas rurales que ya están excluidas digital y programáticamente. La continuidad de métodos obsoletos que representan aún el 60% de sus actividades, según datos oficiales (MINED 2023), en un país donde el 78% de los jóvenes se conecta a internet diariamente (ONEI, 2023) y busca espacios de participación crítica, crea una contradicción insostenible que disminuye rápidamente su credibilidad y su base de apoyo social.

La investigación resalta tres aspectos cruciales de reforma interconectados e inseparables que deben abordarse de manera simultánea: una verdadera descentralización que otorgue poder de decisión y recursos financieros a los comités locales para replicar y expandir éxitos contextualizados; una innovación digital relevante que priorice el uso de recursos interactivos offline y procesos genuinos de co-creación con los jóvenes, desechando el activismo superficial en redes; y un sistema de evaluación comprensivo que incluya métricas cualitativas sólidas, como los niveles de apropiación crítica y aplicación práctica del legado para valorar el impacto real, más allá de los indicadores cuantitativos tradicionales que se centran únicamente en la asistencia física o virtual.

Por lo tanto, el MJM se presenta ante una oportunidad histórica crucial para reafirmar su contrato generacional y territorial. Superar su crisis de relevancia requiere abandonar sin titubeos el dogmatismo ideológico abstracto, la rigidez organizativa centralista y la evaluación cuantitativa superficial que lo sostienen en la actualidad. Al transformarse estratégicamente en una red flexible, ágil, inclusiva digitalmente, relevante temáticamente y evaluada con criterios críticos de impacto, podrá recuperar su papel histórico como un espacio vital de socialización política y construcción identitaria para todas las generaciones y territorios en Cuba, reconectando de manera creativa el legado martiano con los retos y aspiraciones auténticas de la juventud del siglo XXI. Su continuidad como un proyecto culturalmente significativo depende absolutamente de esta capacidad esencial de evolución adaptativa.

Conclusiones

La relación escuela-familia-comunidad es un pilar aún en construcción dentro de la educación para el cambio climático. Si bien existen experiencias valiosas, se requiere mayor sistematización, evaluación de impacto y políticas que garanticen su sostenibilidad. La transformación educativa frente al cambio climático no será posible sin una alianza sólida entre estos tres actores.

Para construir una conciencia sólida frente al cambio climático en la educación primaria, es vital que la escuela, la familia y la comunidad trabajen de manera coordinada. Al fusionar la educación con experiencias prácticas en el hogar y la comunidad, se puede cultivar una generación de educandos comprometidos y conscientes de la importancia de cuidar nuestro planeta. Este esfuerzo común no solo beneficiará a los educandos, sino que también sentará las bases para un futuro más sostenible y responsable. Con el compromiso conjunto de todos los actores, podemos enfrentar el desafío del cambio climático con esperanza y determinación.

La relación entre la escuela, la familia y la comunidad es esencial para tratar el cambio climático en la Educación Primaria. A través de un enfoque colaborativo, se puede fomentar una efectividad mayor en la educación sobre el medio ambiente, promoviendo acciones concretas y reforzando el sentido de responsabilidad compartida. Al empoderar a los educandos con conocimiento y habilidades prácticas, se les prepara para convertirse en ciudadanos conscientes y activos que pueden influir en el futuro del planeta. La educación sobre el cambio climático no solo es necesaria, sino que también puede ser una fuente de innovación y creatividad que, en última instancia, permitirá construir un futuro más sostenible.

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Contribución de los autores

No.

Roles de la contribución

Autor 1

Autor 2

Autor 3

Autor 4

1.        

Conceptualización:

35%

35%

15%

15%

2.        

Curación de datos:

50%

30%

10%

10%

3.        

Análisis formal:

40%

20%

20%

20%

4.        

Investigación:

40%

40%

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5.        

Metodología:

60%

20%

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10%

6.        

Administración del proyecto:

50%

20%

15%

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7.        

Supervisión:

50%

30%

10%

10%

8.        

Validación:

40%

30%

15%

15%

9.        

Visualización:

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15%

10.    

Redacción  borrador original:

50%

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11.    

Redacción  revisión y edición:

40%

20%

20%

20%

 

Declaración de originalidad y conflictos de interés

El/los autor/es declara/n que el artículo: El Movimiento Juvenil Martiano (MJM): Resistencia, Adaptación y Legado en la Cuba contemporánea   

Que el artículo es inédito, derivado de investigaciones y no está postulando para su publicación en ninguna otra revista simultáneamente.

A continuación, presento los nombres y firmas de los autores, que certifican la aprobación y conformidad con el artículo enviado.

Autores

Caridad Meyvis Estévez Echevarría

Keyla Rosa Estévez García   

Leonardo Pérez Lemus

Gretell Centurión Hurtado

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Revista Científica Pedagógica “Horizonte Pedagógico”. Vol. 14.
Artículo de investigación

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